LA PROFECÍA

Leyendas de un mundo ausente
lejano y solitario,
de estructura plana y recta,
de lujo y arquitectura.
Con ilustres hacendados,
(mercaderes de monedas),
confundiendo oro y bronce,
en sus propias alcancías.

Expertos exploradores
del mundo y de la apariencia,
callaron con un festejo
la agonía de su alma;
robaron formas y grados,
pero vacíos de esencia,
y con hábitos ajenos
implantaron su desgracia.

Cambio..., cambio...,
en sus mercados malditos,
de esclavos, de prisioneros,
y confusiones nefastas:
Un premio por un castigo
Una suerte por efecto,
Y el ego por el amor..., .
Completó la ideosincracia.

En esos suelos de miedo
y de odios intestinos,
de brillos de falso orgullo,
de vergüenza y de ignorancia,
en suelos tan desolados
y a la vez tan compartidos,
germinará una semilla
que hace siglos fue plantada.

Semilla que será luz,
y luz que será mañana,
la luz del nuevo profeta
de una última esperanza.